El jueves 26 de marzo los alumnos y alumnas de 4º A acompañados de Rafa Castillo, profesor de Historia, y de Aurora Serrano, profesora de Lengua y Literatura, realizaron un “Paseo literario por la Córdoba de La feria de los discretos”, novela de Pío Baroja escrita en 1905 y que transcurre en la Córdoba de 1868.
Hicimos un recorrido de cinco horas haciendo paradas en las calles, edificios, monumentos que aparecen en la obra y leyendo fragmentos de la novela que hacen alusión a ellos.
El paseo comenzó en la Puerta Gallegos, calle Olmillo, Concepción, Gran Capitán y Gondomar. En esta calle nos detuvimos en las casas modernistas que se mantienen, especialmente la que hace esquina con la calle Sevilla, del año 1910 (Pull and Bear).
Hicimos un recorrido de cinco horas haciendo paradas en las calles, edificios, monumentos que aparecen en la obra y leyendo fragmentos de la novela que hacen alusión a ellos.
El paseo comenzó en la Puerta Gallegos, calle Olmillo, Concepción, Gran Capitán y Gondomar. En esta calle nos detuvimos en las casas modernistas que se mantienen, especialmente la que hace esquina con la calle Sevilla, del año 1910 (Pull and Bear).
Y desembocamos en la Plaza de Séneca, con la escultura del filósofo cordobés. En este lugar precioso y tranquilo descansamos un rato.
Continuamos por el Portillo hasta llegar a la plaza del Potro y la Corredera.
Atravesamos el barrio de San Pedro y llegamos al de Santiago. Buscábamos el palacio del marqués de Benamejí (marqués de Tavera en la novela). Hoy es una extensión del IES Mateo Inurria, donde se imparten el Bachillerato de Artes y diversos ciclos medios y superiores.
Por la calle del Tinte salimos a la Ribera, pasando por un patio de una casa antigua que ha ganado muchos premios. Está en la calle del Tinte.
Salimos a la Ribera y pasamos a la otra acera del río por el puente de Miraflores. Seguimos andando por el paseo al que se accede bajo el puente y llegamos a la torre de la Calahorra.
Llegamos hasta el Puente Romano, y nos dirigimos hacia el patio de los Naranjos. Hicimos un descanso para beber y comer helados pues hacía mucho calor. Todavía tuvimos tiempo para ir a la calleja de las Flores y comprobar que la primavera y los turistas habían invadido Córdoba.